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Claudia McKeen


CARTA PARA LOS LECTORES DE LA CONFERENCIA MEDICINAL PEDAGOGICA


En su obra “Fausto”, Goethe relata como Fausto quiere poner fin a su vida y aquello que lo salva, la vivencia decisiva que lo salva de su desesperación e impide que impide que tome el veneno y hasta le devuelve el sentido y la dicha de la vida, es el recuerdo de las vivencias infantiles. En el momento en el cual eleva a los labios la copa con el veneno, resuenan las campanas de la iglesia que anuncian la mañana pascual. Escucha el mensaje de los sonidos celestiales. Le falta la fe, se siente alejado de las esferas, desde las cuales resuenan a “así y todo acostumbrado desde la juventud a ese sonido, también ahora me llama de retorno a la vida…” ¿Por qué? Recuerda las vivencias y los sentimientos que tuvo cuando era niño: …Esta canción, los divertidos juegos de la juventud anuncia,
la libre dicha de la fiesta primaveral;
la memoria, con sentimiento infantil
al paso extremo me impide dar.
¡Seguid resonando, benditas canciones divinas!
La lágrima corre, la tierra nuevamente de mí tomó posesión…
¿Qué nos está señalando Goethe? ¿Qué misterio se oculta en la memoria de las vivencias infantiles, los sentimientos, para poder ejercer tan poderosa fuerza dadora de vida? ¿y que recuerdos son esos que pueden verter su radiancia sobre la biografía toda? No se trata de la resurrección de un conocimiento de consulta, ni de las muchas osas referidas al mundo que le explicamos a los niños, las cosas que tienen que aprender en la escuela para dar un examen que no tienen referencia a la realidad ni tienen importancia más adelante en la vida.
Debería alterarnos el hecho de que en la publicación del último estudio – UNICEF, comparativamente en el dominio europeo son aquellos que gozan del mayor bienestar económico, que tienen a su disposición la mayor cantidad de dinero, que pueden obtener lo que desean, que tiene acceso a la formación superior y que a su vez son aquellos que gozan de la menor satisfacción vital subjetiva, mientras que por ejemplo los niños griegos ocupan un lugar preponderante con respecto a la satisfacción con su vida. ¿Qué carencia tienen los niños alemanes? ¿Qué fuentes vigorizantes de los recuerdos les están faltando?
El sociólogo  Hans Bertam interpreta esos resultados de manera tal que la disconformidad con la vida tiene sus raíces en la elevada presión de rendimiento a la cual se encuentran expuestos los niños, su escasa posibilidad para el desarrollo de facultades sociales, y sobre todo la ausencia de espacios libres para soñar y realizar experiencias propias. Requiere que los jardines de infantes y las escuelas tienen que transformase en lugares en los males los jóvenes seres humanos sean reconocidos como personas integras, y un lugar al cual recuren gustosamente. Rudolf Steiner ha visitado la Escuela Waldorf y estuvo presente en muchos festejos en los cuales también ha dirigido la palabra a los niños, los padres y los alumnos. En el discurso dado en ocasión de la finalización del segundo año escolar el 11 de junio de 1921 dijo: “…La vida queridos niños, mucho exigirá de ustedes, para ustedes, la vida tendrá condiciones previas muy especiales. Pero queridos niños, algo hay que siempre os otorgará fuerzas, os brindará sol: cuando podeos recordar como habéis estado aquí en la escuela, como poco a poco habéis amado cada vez más a vuestros maestros… cuando podéis recordar: allí he aprendido algo, allí hubo un día muy hermoso, allí el maestro me habló con cariñó, allí tuve una autentica alegría en la escuela – entonces tendrá un sol verdadero, que envía sus rayos y su luz a la vida. Al haber llegado a una elevada edad, con los cabellos grises entonces podréis recordar los bellos acontecimientos vividos. Al recordar lo vivido en la escuela, descubriréis: esto nos dará fuerza, es un tesoro que nos acompaña toda la vida…” (g A298).
Lo que cobra importancia para nuestra vida son los recuerdos referidos a los estados anímicos de los libres espacios no planificados en los cuales las observaciones o los contenidos se han conectado profundamente con los sentimientos.

22.7.2013