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Con referencia al trato con el Habla y la Palabra .
Barbara Deanjean-von Stryk
5.Deanjean-von Stryk, Barbara: Habla, para que te vea... Editorial Verlag Freies Geistesleben, Stuttgart 1996).
Al hablar ¿Sabemos, lo que estamos haciendo, al imprimir al aire nuestros pensamientos, sentimientos e impulsos volitivos, a modo de sonido y forma? El Habla es mucho más, que un mero medio de comunicación, puede conformarse en expresión de todo nuestro ser-humano. Al sumergirnos con conciencia y fuerza de vivencia en los procesos de la formación de las palabras, al tratar de recuperar la identidad mediante nuestro hablar podremos re-encontrarnos con nosotros mismos de una nueva manera. En el Habla y en el hablar se ocultan misterios, estrechamente vinculados con el enigma del hombre y el mundo.
La civilización de la actualidad padece del Empobrecimiento del Habla y Alteraciones del Habla. Cuando el hombre empero ya no encuentra una posibilidad, de expresar su alma a través del habla, solamente le quedan dos caminos a transitar: Puede replegarse dentro de sí mismo, encapsulándose dentro del mundo de sus propios pensamientos, o, intenta participar sus sentimientos a través de actos, aunque fuese mediante violencia. El autismo anímico y el caos pueden ser la consecuencia, cuando el habla ya no logra intermediar de un alma a otra alma.
Un modelo para un hablar humano apropiado puede ser únicamente, el yo-humano que está presente en el proceso del Habla. En la medida empero, en la cual la palabra hablada es sustituida por los medios, pierde sus fuerzas estimulantes del Yo, dadoras de equilibrio y conduce, en lugar de una compenetración con las fuerzas del alma del hombre, a una automatización de sus hábitos del pensar, sentir y querer.
Pero, no es solamente el alma, que en la palabra adecuadamente hablada puede hallar su correcta expresión. Los procesos del Habla actúan igualmente hacia el interior, fisiologizando configurando, cobrando un efecto sobre todos los órganos del cuerpo, mediante la respiración transformada por el Habla. Al ser modelado el cuerpo a través del Habla, se crea una condición previa con respecto a un desarrollo armonioso, individual. De esta manera, el hombre puede cobrar un efecto fortalecedor, o dañino sobre su organismo físico, anímico y espiritual, según, como se maneja con el Habla. Con ello, se crea una responsabilidad, que va más allá del destino individual y que concierne a toda la humanidad.
Es extraordinariamente difícil, poder captar los vivientes procesos del Habla y hallar una conceptualidad al respecto, hallando las palabras correctas para definir la esencia de la palabra. El Habla posee un movimiento tal, que no podemos captarla de modo completo, mediante el pensar habitual. Tenemos que mover a la par, los procesos inherentes a la misma, para poder captarla en su plenitud de vida. (...)
Quien habla acerca de la Lengua, no podrá hacerlo sin hablar al mismo tiempo acerca del hombre, dado, que lo uno condiciona lo otro. Las relaciones entre el habla y el hombre son evidenciables hasta dentro de las funciones del cuerpo. Por tal motivo, se ha tratado de orientar los diferentes procesos del habla y los impulsos del habla, según el estudio científico–espiritual del hombre. “Únicamente por el hecho de comprender de manera concreta el accionar de la espiritualidad en la existencia material, podemos conocer la existencia material”. Los procesos bastante complicados para el no-entendido-en-la-materia, pueden ser captados con facilidad mayor al ser comprendido y acompañado en el movimiento según su gesto, con ejemplos diversos se brindan incentivos para un camino, que brinda una salida del callejón sin salida de la distorsión y el empobrecimiento lingüístico. Dado que, detrás de las muchas palabras que usamos diariamente, y habitualmente, se ubica La Palabra, que puede desarrollar sus fuerzas sanadoras, artísticas y espirituales, cuando el hombre está dispuesto a conectarse a las mismas del modo correcto.
El hombre puede aproximarse de diferente manera a la esencia de la palabra.6. Antes de estar dispuesto de interferir a modo de un cambio en su habla, y trabajar en el mismo, podrá crearse primeramente una base cognitiva, acerca de la relación del habla y el hombre. Escrituras religiosas, filosóficas o científico-espirituales referentes al tema, pueden estimularlo a una primera reflexión acerca del habla y el hablar, introduciendo así un clima de disposición receptiva, que puede tener como consecuencia, la formulación de preguntas adicionales y nuevas búsquedas. Estaremos asombrados, al enterarnos, que muchas personalidades importantes – desde la antigüedad hasta el presente – se han ocupado con los procesos lingüísticos, y de la respiración, y cuánto podemos aprender en este campo. Es así, que por ejemplo Platón desarrolla un estudio plástico y colorido del Tratado de los sonidos vocales. Paltón relata que Sócrates ha dicho lo siguiente:
“Vivenciar debemos, como Dios mismo es el autor de estas formas, de las poesías y de su presentación hablada. A los hombres, a los artistas, Dios empero los utiliza a modo de instrumentos, para, a través de ellos, llevarlo al sonido audible para nosotros”.
A estas exposiciones pueden adherirse experiencias y vivencias propias con el habla y de esta manera, mediante el descubrimiento de los procesos del habla se crea la condición previa para la apertura del corazón con respecto a una temática que concierne a todos nosotros.
Sin un renovado escuchar, no es posible un hablar renovado. Podemos despertar ese escuchar atento y podemos practicarlo, al generar dentro de nosotros, la pregunta acerca del ser humano dotado del habla, una y otra vez, con plenitud de vida. En el hablar propio o en el hablar de otra persona, instintivamente vivenciamos agrado o desagrado; podemos tratar de descubrir ese hecho, a partir del sonido, de la impostación y la calidad de la voz, tomar conciencia de la misma y prestar atención, si el habla cobra un efecto rígido sobre nosotros o un efecto pleno de vida, si fluye, o se atasca, si nos mueve y nos lleva consigo o si nos deja indiferentes, si posee contornos y es articulado o es poco claro y confuso. Para poder percibir todo esto de modo acrecentado, tenemos que aprender, tal como podemos leerlo en el capítulo primero, a escuchar a través del contenido y prestar atención a cómo se está hablando. La conciencia de la cabeza deberá dormirse en parte, para despertar la conciencia del corazón. Al tomar en cuenta luego la fuerza creadora lingüística y el color tonal del alma del otro a modo de un acto artístico, entonces, de un modo especialmente íntimo nos encontramos con la persona que está hablando, aún, cuando por un instante dejamos de prestar atención a lo que está diciendo.
Frente al hablar propio, esto se torna más difícil, dado, que todo proceso artístico se altera al ser reflexionado. A nuestro hablar, por lo tanto, solamente lo podemos escuchar una vez que ha resonado, y preguntarnos: ¿Cómo ha sonado lo que hemos hablado en este momento, a modo de qué figura sonora vivenciamos en el eco de nuestras palabras, qué imágenes, qué sensaciones se mueven en el alma, cuando en la resonancia de nuestro hablar nos vivenciamos a nosotros mismos? Podemos investigarnos entonces, para saber si nuestra voz resuena a modo de una piada, un graznido o un alboroto, si una y otra vez la afonía nos obliga al susurro, o, si a causa del hablar velozmente constantemente nos atascamos y agotamos. ¿Qué modismos tenemos, después que alguna vez nos hemos habituado a ellos, siendo que ahora los empleamos inconscientemente? ¿Hablamos, por no poder guardar silencio, o porque tenemos algo importante para comunicar? ¿El hablar nos resulta fácil, o vivimos el cambio del pensar al hablar, del pensar y sentir interior llegando luego a la palabra, cada vez como una dolorosa transición del umbral? Con benévolo humor, alguna vez también podremos imitarnos, sobrecargar aún más, nuestra voz de cabeza, nerviosa y demasiado alta, para luego descubrir como en un juego, la percepción de los sonidos más bajos.
Después de haber practicado durante algún tiempo, quedar escuchando aquello que hemos hablado, podemos complementar ese ejercicio mediante el adelantarnos auditivamente a lo que estamos por decir con nuestras palabras. En el acontecer cotidiano, por cierto, eso, no siempre es factible. Poco a poco podremos educarnos al respecto, para escuchar interiormente – al cabo de una pausa en la conversación – por ejemplo, la primera frase que queremos decir, antes de hacerla también audible para los demás. El habla y la respiración se calmarán y se ordenarán frente a ejercicios tales, y podemos comenzar a sentirnos responsables, frente a un proceso que comúnmente se practica rutinariamente. Así, dentro de nosotros se genera una nueva fuerza social, cuando aprendemos a ejercitarnos en un receptivo escucha, en lugar de tratar de ocupar constantemente un primer plano, a través del hablar propio.
El Cáliz, que recibió la Sangre del Crucificado y la Lanza, que le proporcionó la herida, son contenido del Misterio del Grial. En ellos, podemos vivenciar imágenes primarias del escuchar y del hablar. A través del oído, el hombre recibe la voz de quien está hablando, y escuchando percibe el Yo del otro. La palabra empero, puede herir, o sanar, al igual que la lanza, según, si es pronunciada desde la naturaleza inferior del hombre, o, si conducida desde arriba, supera la materia. El hablar y el escuchar tienen que vivir dentro de un equilibrio, de modo tal, que pueda generarse un proceso respiratorio social. Para un proceso del habla armonioso, son condiciones previas indispensables, el escuchar previo, el escuchar con atención y el escuchar posterior, qué trata de desarrollarse tanto individualmente en el hombre, como en la comunidad humana.
En todo correcto escuchar, el alma se abre como en un clima interrogante – interior y ello puede conducir a la decisión de aproximarse al habla propia no tan sólo de modo perceptivo, sino queriendo trabajar en la misma. Cuan difícil es, romper los hábitos del habla lo podemos experimentar, al querer desterrar de nuestro uso lingüístico alguna palabra o modismo. Pueden pasar muchos días, hasta que notamos esa palabra en el momento de pronunciarla, más tarde, tal vez podamos darnos cuenta de la misma justamente en el momento en el cual se nos ha escapado. A lo mejor, al cabo de semanas hemos adquirido la capacidad de vigilar el umbral de nuestra boca, para detener las palabras, que en definitiva ni habíamos querido decir. Es un ejercitarse en pasos muy pequeños, tal vez decepcionantemente lentos, que allí se inicia. Enormes son los procesos y cursos a realizar, hasta que podamos dominar nuestras palabras, lo que equivale a un dejar atrás de nuestra egoidad.
Otra posibilidad para el acercamiento al habla de un modo cognitivo y a su vez con el sentir, está dada en el tomar conciencia del real significado de un concepto desprovisto de alma. “Ya hemos aprendido a salir de la palabra con el sentimiento. Al entrar nuevamente con nuestro sentir en la palabra “Überzeugung”=Überzoigung=Convencimiento, convicción, aparecerá: Zeugung = Procreación, engendrar, generación reproducción, en lo corporal. La “Überzeugung”, el convencimiento, se conforma en un proceso similar en lo anímico. Lo que de hecho sucede en el alma, cuando se compenetra con una Überzeugung, “queda en evidencia” “con (ustedes) ven (ver, visible) (se colocado un) cimiento
Es así, que en la palabra “Alltag” lo cotidiano, la podemos vivenciar una abarcativa abundancia. (All = todo) , que podemos extender hasta llegar al “Weltenall” = universo. Aprendemos a percibir, que en la palabra “Behauptung” = aserción, afirmación, (Haupt=cabeza), nos estamos refiriendo a la organización de la cabeza, A ser... A firmar, dar mi firma, invulucrarme.
Al adquirir el hombre una sensibilidad mayor con respecto a los gestos del sonido y de las sílabas, poco a poco podrá experimentar, que en los pequeños prefijos tales como be- er -ent - o ver (pronunciación fer), se está expresando algo esencial: Bedächtige = bedaejtige= circunspecto; Behutsamkeit = cau-tela (Hut es sombrero); Erhebendes = elevación, edificante (hebendes es algo que levanta); Erregendes: Con-movedor, emocionante; Entfesselung: des-enfreno (sacar las Fesseln = las esposas, sacar el freno, sacar lo que impide), Entschlusskraft: fuerza de decisión; o verwischen= fervishen= bo-rrar; vergehen= extinguirse/gehen=caminar, desapareser de caminar; se evidencian en estas sílabas aparentemente tan insignificantes, que adicionan gestos tan diversos a los verbos. Al comenzar a escuchar el gesto interior del pensamiento dentro del sonido, se enriquece nuestra vivencia del Habla, de la Lengua, del Idioma.
Al querer conectarnos con aún mayor profundidad con el habla, podemos intentar despertar la concepción hacia una plasticidad interior. Para ello nos sirven un lema, un proverbio, el verso de una poesía o un fragmento de prosa literaria. En primer término, podemos leer las palabras, o pronunciarlas en voz baja, para tener presente al contenido. Al repasarlo una segunda vez, pueden abrírsenos mundos, cuando cada palabra es vivenciada a modo de una imagen, cuando el hombre comienza a moverse dentro de estas imágenes y de una imagen a la otra. De esta manera, una oración de Christian Morgenstern que muchas veces decimos antes de tomar una comida, puede experimentar así, una profundización y una vivificación:
ANTES DE HABLAR HABLAR
Realizar una reverencia interior,
viendo frente a nosotros un fragmento de tierra labrada,
yendo en dirección a la misma: Tierra,
Tomar una referencia hacia el mundo de las plantas y
contemplar, como las mismas emergen de la tierra. Esto tu gracia nos dio.
Amplificarnos en dirección hacia el sol, captando su
fuerza radiante, su calor, su luz: Sol,
Vivenciar, como las plantas se yerguen en dirección al sol,
crecen, aportando hojas, flores y frutos: Esto tu luz maduró
Luego entregar al sol, por parte del hombre, calor y gratitud,
que hacia él se elevan. Sol amado.
Yendo nuevamente hacia la tierra, abrazándola con amor Amada Tierra.
Viendo a ambos astros frente a nosotros, rechazar a través
de veneración interior los poderes del olvido Nunca debéis ser olvidados.
Quien al sentido del habla comprende
El mundo se revela
En imagen;
Quien al alma del habla escucha,
El mundo se abre
Cual ser;
Quien al espíritu del habla vivencia,
El mundo lo obsequia
Con fuerza de sabiduría;
Quien al habla puede amar,
Ella misma le otorgará
Su propio poder.
Quiero yo corazón y sentido
Al espíritu y al alma
De la palabra orientar;
Y en el amor
Hacia ella percibirme a mi mismo
Recién en plenitud.
Rudolf Steiner
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